La cama es al dormitorio lo mismo que el sofá al salón, es decir, la pieza central de la estancia en que se encuentra. Es por ello que los juegos de cama influyen enormemente en la estética de una habitación, tanto para potenciarla como para desequilibrarla.
Dentro de los elementos que componen una cama, además de los juegos de sábanas, están los almohadones, almohadas, cojines decorativos, colchas para cama, mantas cubrecamas o edredones, fundas nórdicas y el cubre canapé.
Todos estos elementos deben conformar una composición armoniosa, conjugando el recambio necesario por razones de higiene, con la renovación por cambio de temporada o estación. Así, por ejemplo, deberíamos elegir un tono base y de color preferiblemente neutro para los elementos de temporada (colchas, mantas, edredones), y colores coordinados para los elementos que exigen un recambio más a menudo (sábanas, fundas).
Las dimensiones son importantes
Por mucho que tengamos un juego de cama bellísimo, si sus dimensiones
no se corresponden con la cama, su altura o el grosor del colchón, no
lucirá bien, y, además, nos resultará incómodo (por exceso o por
defecto) y muy poco práctico.
Pongamos por caso que tenemos una cama de 1,50 m de ancho. Entonces las
sábanas deberán ser exactamente de ese tamaño, sin embargo, si usamos un
relleno nórdico, su funda debe ser una talla más grande, para que quepa
sin doblarse y sus lados puedan caer bien al costado de la cama. Pero
si cubrimos la cama con un edredón de verano, el tamaño de su funda debe
ser de la misma medida.
La gama de colores
Dependiendo de quien sea la habitación, podemos optar por colores
vivos, en caso de niños y jóvenes, o por colores más reposados.
De todos modos, las dimensiones de la habitación son importantes. Si
ésta es pequeña, será mejor recurrir a colores claros, para tener
sensación de amplitud, de tal forma que la cama no sature visualmente
todo el espacio.
Los colores influyen de forma subliminal en los estados de ánimo.
Nuestro temperamento, por tanto, es algo para tener en cuenta a la hora
de elegir los tonos del dormitorio.
Los colores o estampados vivos, así como los contrastes entre colores
claros y oscuros, dan dinamismo al espacio haciendo que la estancia sea
un lugar excitante. En el otro lado, con el uso de colores claros o
pastel, generamos un efecto de relajación y descanso visual.
La estación marca la ocasión
La consigna de una cama es que debe procurarnos un descanso
placentero. Para ello, debemos tener en cuenta, a parte de nuestros
gustos personales, las sensaciones de frío o calor que nos transmiten
los tejidos de los juegos de cama.
El algodón es un tejido muy noble, adecuado para cualquier estación.
Pero hay que considerar que retiene la humedad por más tiempo que otros
tejidos. Los niños pequeños, por ejemplo, sudan bastante, pues regulan
la temperatura corporal de forma un poco caótica, y una sábana húmeda
puede transmitir sensación de frío provocando el despertar.
Para solucionar esta situación, podemos acudir a los juegos de sábanas
con algo de fibra, que, por cierto, se arrugan menos y no necesitan
largas horas de planchado.
Las sábanas de raso, hechas de hilo de seda, son frescos y elegantes,
adecuadas para el verano. Aunque por su costo podemos, sin embargo,
recurrir a las de satén que son muy similares, hechas de algodón y algo
más económicas, y de fácil lavado a máquina.
Para temperaturas bajas, las sábanas de franela aportan calor y
sensación de cobijo por su suavidad. Pero hay que tener en cuenta que
abrigan mucho y combinarlas con rellenos nórdicos, especialmente los que
son de relleno de plumas, puede resultar excesivo.
Nuestra cama y nuestro planeta
Las sustancias químicas son una realidad que no podemos obviar fácilmente en los tejidos.
Aún así, es posible encontrar en el mercado tejidos de fibras naturales,
como el algodón ecológico, sin tratamientos químicos. Estos tejidos,
además de evitar la contaminación del planeta, favorecen la
transpiración, reducen el riesgo de alergias y no crean cargas
eléctricas.
Sin embargo, no todo es negativo en el uso de químicos. Y nos referimos
aquí a la ropa de cama con tratamientos anti ácaros, para evitar
alergias.
Calidad antes que cantidad
En los elementos de la cama de mayor recambio deberíamos buscar la
calidad antes que la cantidad, pero sobre todo debemos hacerlo cuando
adquirimos complementos de estación, como colchas, mantas, cubrecamas,
edredones.
La calidad va de la mano con la durabilidad, con innovación en nuevos
tejidos que se adecuan a todo tipo de requerimientos por parte del
cliente, pero también con el confort, requisito ineludible para un buen
descanso. Consideremos la adquisición de una colcha, edredón o manta de
buena calidad como una inversión, de cuyos frutos nos beneficiaremos a
lo largo de varias estaciones.