Elección de tejidos y tipos de tela para tapizar muebles

Aunque nuestro hogar u oficina tenga un estilo decorativo definido, es beneficioso renovar estos espacios, ya sea porque el estilo ha quedado desfasado en el tiempo, o porque el uso intensivo de sus elementos reclama un cambio.

En cualquier caso, no es necesario deshacerse de todo, ni mucho menos, para darle un nuevo aire a una estancia. Y no solo por cuestiones de presupuesto, sino también por conciencia ecológica.

Ya sea que hayamos heredados muebles familiares o tengamos muebles clásicos en casa, solo con el cambio del tapizado podemos dar un aire completamente distinto a los muebles y al ambiente.

Si la madera está en buen estado o necesita un mínimo mantenimiento, se puede conservar las señas de identidad del mueble con un tapizado renovado, ya sea en la misma línea del estilo del mueble o no, y quedará como nuevo.

En estas circunstancias las telas para tapizar muebles vienen en nuestra ayuda, con una variedad en tejidos y tipos de telas tan inmensa que debemos tener en cuenta algunos consejos de decoración de interiores para lograr un ambiente renovado y armónico.

¿Qué tejidos son los más adecuados para tapizar muebles?

El grosor de una tela para tapizar muebles no garantiza su calidad y resistencia. Para ello siempre es recomendable el asesoramiento de un experto, ya que la composición de los géneros y el tipo de tejido es lo que define su duración a lo largo del tiempo y las condiciones de cuidado y mantenimiento.

Aun con esto en mente, para elegir telas para muebles, lo primero que tenemos que tomar en cuenta es la función del mueble. La frecuencia de uso del mueble debe llevarnos a elegir tejidos más resistentes o no.

Si se trata de un sofá en la sala, donde la familia pasa mucho tiempo viendo la tele o haciendo otras actividades, y además tenemos niños o mascotas, debemos optar por tejidos resistentes y prácticos como la loneta, trevira o chenille, que se pueden lavar y resultan muy fuertes.

También podemos considerar el uso de fundas para estos muebles de uso intensivo, que nos permitan desmontarlos para lucir el tapizado original (en ocasiones especiales) y lavarlos a menudo, además de sustituirlos y renovarlos con mayor facilidad.

Distinto es el caso de muebles tapizados de uso ocasional, como sillas, taburetes o sillones en los dormitorios o sitios de paso. Aquí sí nos conviene optar por un tapizado antes que por una funda, y además podemos elegir la misma tela que las cortinas o almohadones (aunque en tonos coordinados).

Mención aparte merecen los muebles de estancias exteriores o en contacto con el exterior, ya que, aunque no sean de uso intensivo, requieren tejidos con características específicas. Los tejidos de fibra acrílica se cuentan entre los más modernos, y los que mejor responde a las exigencias de estar al aire libre y a las inclemencias del tiempo.

Aunque muchas telas que se usan para decoración de interiores son aptas para muebles de exterior siempre debemos cerciorarnos de que tengan el correspondiente tratamiento de resistencia a los rayos solares, al agua y a la intemperie en general.

Coordinar sin saturar el ambiente.

La regla general es que los colores lisos, neutros y claros dan amplitud visual al ambiente reflejando la luz, mientras que los tonos oscuros o muy vivos, empequeñecen los ambientes haciendo que los espacios grandes sean acogedores y los pequeños se perciban aún más pequeños o saturados.

Cuando tenemos un ambiente amplio y muchos elementos, podemos jugar con diseños, texturas y colores para crear armonía y huir de la monotonía.

En estos casos, las telas pueden emplearse para relacionar o agrupar elementos por medio de fundas, cojines o almohadones. Así, pueden coexistir diferentes diseños sobre telas estampadas o tejidas, siempre y cuando tengan un fuerte nexo de color y existan zonas neutras, como podría ser un fondo liso, por ejemplo, en el sofá central.

Por el contrario, si el ambiente es pequeño, es aconsejable tener solo los muebles necesarios y de dimensiones coherentes con el espacio. Definiremos cuál es el mueble central, por ejemplo, el sofá de la sala, y a este mueble le otorgaremos un tapizado de tela lisa y en tono neutro. Luego podemos agregar accesorios, como cojines con telas en diseños más trabajados (cuadros, estampados florares, geométricos) en tonos coordinados.

Para este mismo caso, si optamos por cortinas con diseños en la tela, éstos deberían ser pequeños, ya que, de lo contrario, podrían saturar el ambiente.

También podemos agregar accesorios en tonos que hagan contraste con el tono del mueble base, teniendo cuidado de que este accesorio sea de tamaño pequeño. Por ejemplo, un cojín o el tapizado de un taburete o un pequeño puff, para agregar una nota de color que rompa la monotonía del ambiente.